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¡Así es! Llamamos “comunicación” a las palabras que salen de nuestra boca. Sin embargo, también nos comunicamos con el movimiento del cuerpo, gestos, expresiones faciales, contacto visual, entre otros, que hacen parte de la comunicación no verbal.
En ocasiones, te puede pasar que una frase que en tu cabeza suena dulce, respetuosa y pacífica, puede ser tomada por el receptor de una manera diferente, y abre sus ojos (comunicación no verbal) diciendo: ¿por qué me hablas así? Entonces, te sientes expuesto por algo que a tu parecer no sucedió. Puede que, sin ser tu intención, el movimiento de tus manos y rostro esté siendo percibido como amenazante.
Éste es sólo un ejemplo de cómo nuestro cuerpo puede dar un mensaje equivocado a lo que las palabras quieren expresar, por eso te invito a:
Trabajas en un negocio donde entra y sale mucha gente, un hombre entra con el ceño fruncido, sus manos empuñadas y un caminar apresurado, ¿qué sientes? ¿qué piensas? ¿Será que piensas que el señor viene a saludar y a felicitarte? No, ¿verdad?
Inmediatamente entiendes que esa persona viene ofuscada, molesta, irritada, y tu cuerpo se puede poner en posición de: enfrentamiento (para recibirlo con la misma energía); miedo, o inconformidad (por no saber a lo que te enfrentas). De manera que en esos segundos o minutos que le lleva al hombre llegar hasta a ti, ya sus cuerpos tuvieron una amplia comunicación.
¿Lo ves? la comunicación no verbal es todo aquello que sucede antes de la comunicación verbal e incluso durante ella, este ejemplo aplica para muchos aspectos tanto en la vida, como la familia y pareja.
Existen personas que manejan muy bien su lenguaje corporal, y hacerlo tiene resultados maravillosos. Un gesto apropiado en el momento indicado, puede ser la cereza del pastel al momento de cerrar un negocio, de pedir un permiso a tus padres, o de dar una noticia a tu pareja.
El movimiento de tu cuerpo puede ser mecánico e inconsciente en muchos casos, pero cuando lo traigo al consciente, integro el mensaje, éste pasa por mi cuerpo y me permito transmitirlo con claridad, pero, ¿cómo lograrlo?
Hay situaciones que nos afectan y sin intensión las transmitimos con nuestro cuerpo.
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